domingo, 31 de julio de 2011

DE NUEVO EN LAS CALLES

De nuevo en las calles, está vez en Madrid. Era el momento de reafirmar el compromiso iniciado hace un par de meses con el 15M y, hace mucho más, con un ideario anticapitalista.



La experiencia del domingo fue fantástica, miles de personas (no sé cuantas pero para alguien que vive en una ciudad pequeña como yo eran muchísimas) protestando por las calles y reivindicando aquello que consideran justo.









Personalmente, estoy contento de ver la forma y, sobre todo, el contenido que va cogiendo esta historia. Ya no se oían consignas de corte reformista, ni machaconas explicaciones acerca de la imperiosa necesidad de reformar la ley electoral, ni se identificaban los privilegios de los políticos como el mayor de los problemas. Muy al contrario, se hablaba mucho de democracia directa (¡ojo! Ni siquiera participativa, sino directa: el poder para las asambleas), se hablaba mucho de instituciones financieras, de violencia estructural por parte de los Estados,...












Me dio la sensación de que en este par de meses, todos nos hemos ido formando e informando (paso previo fundamental para establecer un pensamiento crítico que nos permita iniciar el camino sin retorno hacia una nueva manera de vivir) y hemos ido afinando en nuestro ideal social y en cómo deberían funcionar las relaciones entre los seres humanos.

La verdad es que la manifestación ha supuesto un subidón de energía pura y dura para seguir en la brecha. Todas las personas con las que hablé me relataban lo mismo: esto continúa y somos conscientes de que va para largo y no pensamos desfallecer.

Mención aparte merecen los relatos de los compañeros que participaron en las diferentes marchas. Eran, con diferencia, los más entusiasmados con toda la historia y, lejos de mostrar signos de desgaste se encontraban dispuestos a seguir en la lucha más que nunca.

Se puede estar de acuerdo o no con los métodos de lucha y con la divergencia ideológica, pero es indudable que gente que se entrega con el corazón y el alma merecen el apoyo de todos.






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sábado, 23 de julio de 2011

POR EL PENSAMIENTO CRÍTICO

Últimamente, se habla mucho de reformismo, de redefinición y de muchos otros conceptos que vienen a reflejar cuestiones similares todas ellas referidas a la actual situación económica, social y política que se extiende por la mayor parte del globo.


Es posible que haya gente que todavía crea en una especie de capitalismo amable en el que las cosas se puedan hacer de otra manera y en el que no sea necesario que la gente muera de hambre o que el planeta muera por no poder regenerarse. Tal vez, las personas de buena fe puedan creer que lo ocurrido hasta ahora ha sido un error y que todo es debido a la falta de control y la avaricia desmesurada de unos pocos. Incluso puede haber gente dispuesta a creer que la corrupción política y su dependencia de las entidades financieras y del aparato estatal es sólo una anomalía del sistema. Rozando en lo improbable, me atrevo a afirmar que hay gente convencida de que no hace ni una década el mundo funcionaba perfectamente y que todo se ha venido abajo porque no se ha sabido poner freno a la incontrolable sed de poder de unos pocos.

A todas esas personas quiero decirles que lo siento en el alma, pero que lo que hoy sucede no es más que la lógica consecuencia de los hechos pasados y, por desgracia si no lo impedimos, el inevitable anuncio de lo que está por venir.
También quiero decirles que comprendo esa manera de pensar, yo también pensaba así (lo reconozco). Fruto de la educación amablemente suministrada por el Estado, de la continua información facilitada de manera tan “democrática” por tantísimos medios de comunicación y de un ambiente social proclive a aceptar las circunstancias con resignación. Todos nos hemos visto atrapados en algún momento de nuestras vidas en ese pensamiento mágico que nos hacía creer que vivíamos en el mejor de los mundos posibles.

No quiero aparecer como un iluminado ni nada por el estilo. Sólo quiero decir una cosa: la verdadera libertad empieza por la construcción del pensamiento crítico. Debemos ser conscientes de que nadie posee la verdad absoluta, así que debemos poner en cuestión cualquier información que nos llegue (empezando por este texto, por supuesto). Hay que intentar formarse de manera continua sin despreciar las alternativas que se nos planteen hasta poder analizarlas desde varios puntos de vista. Libros, documentales, conversaciones, webs, prensa,... Todo es válido si no nos quedamos con una sola versión. Debemos romper con la costumbre de dejar que otros piensen y analicen por nosotros, esto no es más que una imposición por parte de los ocupantes del poder.

Existen muchos frentes en los que trabajar para poder iniciar este camino hacia el pensamiento crítico y cada uno de nosotros puede aportar su granito de arena. Es necesario que todas aquellas personas relacionadas con el mundo de la enseñanza y de la comunicación pierdan el miedo al poder para poder ser libres en el ejercicio de su profesión que, seguramente, han elegido de manera vocacional. Sé que es difícil para cualquier persona romper con los esquemas preconcebidos y poner en juego su lugar de trabajo y su sustento, pero es imprescindible el cambio desde dentro de estos instituciones, que junto al entorno más cercano de cada uno de nosotros son los canales más importantes a través de los que se moldean las mentes, para poder iniciar el camino hacia la libertad de pensamiento.

El entorno. El entorno somos todos y es aquí donde no hay excusa posible. El trabajo de cada uno es absolutamente imprescindible para comprender el mundo que nos rodea y nos exprime como simple mercancía. Se hace imprescindible recuperar la sana costumbre del diálogo con nuestros semejantes para intercambiar opiniones y cuestionarnos planteamientos que considerábamos como indestructibles. Resulta necesario estar permanentemente formándonos para poder avanzar como seres humanos. Sólo de esta manera, podremos iniciar la construcción de unos pilares sólidos para la creación de una nueva manera de vivir donde el ser humano y el planeta que lo sostiene estén por encima de cualquier otra consideración. Una sociedad donde la norma sea el justo reparto de todo lo que contenga y donde no haya cabida para estructuras de poder ya que éste recaerá sobre todos nosotros.

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martes, 5 de julio de 2011

NO HAY CRISIS EN EL GASTO MILITAR DEL ESTADO ESPAÑOL

Asistimos un día tras otro al recorte de derechos en todos los ámbitos que tantos años y tantas vidas costaron conseguir. Sin embargo, parece que la supuesta necesidad de ahorrar no incluye aquellos aspectos que consideran imprescindibles para mantener la estructura del Estado, sobre todo, aquello que tiene que ver con la represión.

Lo primero, unas pequeñas cifras. En el año 2010 el Estado presupuestó, a través de diferentes partidas, 18.161 millones de euros que finalmente y una vez liquidado dicho presupuesto se convirtieron en cerca de 19.300 millones de euros (porque para el negocio de la muerte siempre hay dinero extra).
Este cálculo del gasto militar se hace con criterios absolutamente oficiales propuestos por la misma OTAN y por el SIPRI (Stockholm International Peace Research Institute) dichos criterios son los siguientes:
- Gasto de las fuerzas armadas.
- Gasto del personal civil o militar con cargo al Ministerio de Defensa.
- Gasto de funcionamiento de los programas militares.
- Gasto de las organizaciones paramilitares (en España tenemos a la Guardia Civil).
- Gasto en I+D e inversiones en armas, infraestructuras e instalaciones militares.
- Pensiones y seguridad social del personal civil o militar del Ministerio de Defensa.
- Ayuda militar y participación en organismos o misiones militares al exterior.

Bien, de los 18.161 millones 9.154 son directamente destinados al Ministerio de Defensa, el resto se reparten entre los criterios citados anteriormente. De estos 9.154 millones, el Ministerio dedica casi 1.500 millones a la compra directa de armamento, es decir, se dedica más dinero anualmente a comprar instrumentos de muerte que lo que se ha ahorrado, por ejemplo, con la congelación de las pensiones aprobadas por el Gobierno (que representaron 1.400millones). Esto pone de manifiesto las prioridades de los políticos que dicen representarnos pero que, a la vista de los datos, representan mucho más al conglomerado industrial dedicado a la muerte que a los millones de pensionistas de este país. Este es el respeto que les merecen nuestros mayores y demás pensionistas a los políticos. A estos 1.500 millones hay que sumar casi 1.000 millones más en inversión militar (logística) con lo que tenemos que el año pasado se invirtieron cerca de 2.500 millones de euros lo cual supone un 10% de las inversiones del Estado, es decir, 1 de cada 10 euros que invierte el Estado es para matar a seres humanos, porque lo llaman material de defensa pero sólo sirve para el ataque indiscriminado hacia el oprimido como, por ejemplo, los asesinatos que cometen los soldados españoles en Afganistán, Libia, Líbano, ...

Por otro lado, tenemos el capítulo de inversión en I+D con fines militares. Se divide en 232 millones gestionados por el Ministerio de Defensa y en 950 millones gestionados por el Ministerio de Industria. Estos 950 millones salen en forma de crédito, esta fórmula lleva funcionando desde 1997 con el único fin de hacer creer a la ciudadanía que no dedicamos apenas nada (como si 232 millones de euros no fueran nada) a la investigación militar y ya acumula un crédito por valor de 14.205 millones de euros, de los cuales no se ha devuelto nada ni hay ninguna intención de hacerlo.
La inversión en I+D militar supone un 13% de la inversión en I+D total del Estado.
Vamos a ponerle cara a estas cuestiones con algunos datos que tan fácil hacen comprender la magnitud del asunto.

Algunos indicadores del gasto militar 2010:
- Gasto militar por día: Casi 53 millones de euros (19.300 millones entre 365 días)
- Gasto por habitante/año: 410 euros (19.300 millones entre 47 millones de habitantes según censo)
- Gasto militar respecto al PIB: 1.8%
- Gasto militar respecto al presupuesto total: 4.70%

Como ya hemos dicho, el gasto militar total del año pasado rondó los 19.300 millones de euros que si bien supone una rebaja con respecto al año anterior (19.700 millones), es infinitamente superior al gasto del 2003 (15.800 millones) y del 2004 (16.900 millones) donde España estaba en plena efervescencia económica y participaba de la guerra imperialista en Irak. La cifra récord de gasto militar en España se produjo en 2008 con 20.600 millones de euros. Es decir, mientras que la población empezaba sentir en sus carnes el coste social y personal de la famosa crisis económica.

Todas estas cifras no vienen sino a reforzar la idea de que como siempre la crisis sólo la sufre el pueblo. Nos imponen recortes en todos nuestros derechos sociales, económicos, laborales porque según el Estado son imprescindibles, sin embargo, no hay recortes en gastos absolutamente innecesarios como el militar (entre otros ejemplos, como los privilegios políticos, rescates bancarios, financiación de partidos y otros tipos de entidades).
El Estado cree imprescindible mantener y aumentar el dinero destinado a la industria de la muerte por dos razones básicas:
- Necesita imperiosamente mantener un gran poder represivo frente a las posibles exigencias del pueblo (llegando a la desfachatez de sacar el ejército a la calle para tomar los aeropuertos durante la huelga de controladores). En numerosas ocasiones hemos leído sobre la violencia estructural y directa que este sistema ejerce sobre las personas y el entramado militar forma parte importante de esta violencia por eso, el Estado, no tiene ningún problema en despilfarrar miles de millones de euros en la industria de la muerte mientras en este país hay casi 10 millones de personas viviendo por debajo del umbral de la pobreza.
- Por otro lado, el negocio de la muerte reporta unos beneficios astronómicos a dicho sector industrial. España se ha convertido en el sexto exportador mundial de armas y de paso ha vulnerado todas las leyes habidas y por haber vendiendo armas indiscriminadamente a países inmersos en guerras y conflictos. Teniendo en cuenta que las empresas del sector son grandes corporaciones de las que utilizan todos los mecanismos a su alcance para evadir impuestos y que basan su producción en subvenciones estatales que no son devueltas ni reclamadas, el negocio es más que redondo.

Por todo esto, es importante tener siempre presente que no hay ninguna justificación para realizar ningún gasto militar. Dicho gasto sólo sirve para engendrar muerte y destrucción, no hay ni una buena razón que justifique la necesidad de ejércitos ni la construcción de armas.

El total reconocido de dinero tirado en el gasto militar durante la última década asciende a una cifra cercana a los 190.000 millones de euros. Sólo con esto y los 149.000 millones utilizados para el rescate directo de bancos y procesos de fusión de cajas tendríamos la mareante cifra de 339.000 millones de euros. Sabiendo esto, no creo que sea posible mantenerse impasible ante el expolio que significa esta crisis que nos están vendiendo.
A esta mareante cifra añadamos los 80.000 millones de euros defraudados en 2010 (según un estudio de la Universidad Pompeu Fabra y reconocido por el propio cuerpo de inspectores de hacienda). Ahora, hagamos un ejercicio de imaginación e ingeniería matemática que tanto gustan a ese ente llamado “mercado” y supongamos que en los últimos diez años la media de dinero defraudado sea tan sólo de 50.000 millones (multiplicado por diez tenemos 500.000 millones) esto sumado a los 339.000 millones anteriores nos da unos 839.000 millones de euros.
Esta cifra es suficiente para saldar la deuda del Estado Español y terminar de raíz con su supuesta crisis (recordemos que el objetivo marcado por la UE para España es la reducción de 65.000 millones de aquí al 2013).


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