domingo, 16 de diciembre de 2012

LA SOCIEDAD ENFERMA: EL TRIUNFO DE LOS PSICÓPATAS

No hace falta ser muy observador para darse cuenta de que el sistema capitalista ha implantado un modelo de vida, en el sentido amplio de la expresión, que conduce irremediablemente a la aniquilación de cualquier tipo de vida. Este modelo se fundamenta entre otras cosas en la constante explotación de todos los recursos y seres disponibles en pos de una constante acumulación de riqueza y poder.
Esta necesidad imperiosa de anclar todos los aspectos de nuestra vida a la obtención de dinero, ha llevado a tener que relegar toda forma de vida con visos colectivos para dejar paso a la atomización absoluta. De ahí a la legitimación de cualquier estrategia y recurso para imponernos al “otro” hay un paso (y lo hemos dado sin dudar ni un instante).
Toda esta deriva social se ve constantemente alentada por un sistema que se encarga de oprimir cualquier intento de resistencia y de construcción alternativa que pueda surgir (gracias al excelente trabajo realizado por su maquinaria propagandística y de adiestramiento).
Así pues, tenemos asentadas las bases de una sociedad enferma o, más bien, deberíamos decir deliberadamente enfermada.
¿Por qué hablamos de deliberadamente enfermada?
En el plano físico parece más que evidente que el modelo capitalista en su constante explotación de los seres vivos y los entornos naturales donde viven, nos conduce sin remedio a la enfermedad. A estas alturas es imposible negar la degradación ambiental del planeta: amplias zonas del planeta esquilmadas, desertizadas, arrasadas en nombre del beneficio (por supuesto del económico, porque es el único tipo de beneficio que importa en este sistema) inmediato; obviando la condena a muerte que supone para millones de seres vivos (entre los que nos encontramos, por si alguien piensa que sólo hablo de “bichitos y plantitas”). La sobreproducción del modelo capitalista conduce, inevitablemente, a la sobreexplotación y con ello a la muerte. Por otro lado, ese afán de producir y acumular beneficio ha propiciado unos éxodos masivos de seres humanos, facilitando el desarraigo y la total desconexión entre personas y entre las personas y la naturaleza catalizando, de esta forma, la propagación de la enfermedad social.
El constante desprecio que el modelo capitalista muestra por el bien común, se demuestra nuevamente en la mercantilización absoluta de todo lo imprescindible para la vida humana (agua, tierra, alimentación, salud… incluso el aire que respiramos a través de ese nauseabundo engendro del mercado de emisiones) Por supuesto, como todo lo que toca el capitalismo, todos estos elementos han sido condenados a muerte y, por ende, nosotros con ellos: aguas contaminadas y esquilmadas, tierras roturadas hasta la saciedad exprimidas de todo nutriente y envenenadas con todo tipo de productos químicos, alimentados desnaturalizados fruto de su producción artificial, la salud como objeto de negocio a base de grandes farmacéuticas que nos enferman y nos convierten en sujetos dependientes de sus drogas, aire irrespirable…
Desde el punto de vista humano, todo esto se traduce en cientos de millones de víctimas mortales y miles de millones de esclavos al borde de la deshumanización.
Este sistema tiene incalculables efectos negativos como hemos visto. Sin embargo, como integrante de eso que se ha dado en llamar “sociedad occidental” (rica y poderosa según los cánones capitalistas) me interesa, también, profundizar en los efectos que tiene el capitalismo en el plano psicológico.
Como hemos dicho, la atomización social es evidente y esto ha ido de la mano de la creación de un individualismo exacerbado. La estrategia capitalista es evidente, el aislamiento de los individuos relegan al olvido las soluciones colectivas. De tal forma se sustituyen los valores de cooperación y solidaridad por los de competitividad y egoísmo. Fruto de esta evolución se impone un nuevo modelo psicológico triunfante: se encumbra la personalidad psicopática. No deja de ser curioso que el modelo psicológico que el capitalismo alimenta como deseable socialmente se diagnostique oficialmente como un trastorno antisocial de la personalidad.
La característica principal de los psicópatas es que tienen anestesia selectiva afectiva, es decir, no sienten culpa pero sí emociones como la ira o la tristeza. Sólo les mueve su propio interés y para llegar a ello, que es obtener dominio y poder sobre su ambiente, pueden llegar a simular amor, compasión… sólo hasta conseguir sus objetivos. Cualquier estrategia es válida para conseguir sus fines que son anular la voluntad del otro para explotarlo, atacarlo y demostrar su superioridad y su desprecio. Algo muy importante es que el psicópata tiene la capacidad de juicio conservada, es decir, sabe la diferencia entre lo que está bien y lo que está mal pero no le importa.

A continuación, se enuncian algunas características que definen la personalidad psicopática:
1)      Locuacidad y encanto superficial

2)      Autovaloración exagerada – Arrogancia

3)      Ausencia total de remordimiento o culpa

4)      Manipulación ajena y utilización de la mentira y el engaño como recurso

5)      Ausencia de empatía en las relaciones interpersonales

6)      Impulsividad

7)      Ausencia de autocontrol

8)      Irresponsabilidad

9)      Estilo de vida parásito
No hace falta ser muy observador para ver que ésta es la personalidad que impera en todas las esferas donde hay poder en juego. Así, vemos cómo estos rasgos descritos coinciden con lo que se observa en el mundo de la política profesional, de la empresa, de los cuerpos policiales y el ejército. Es decir, en lo que constituye los pilares del sistema. Sin embargo, el verdadero triunfo del capitalismo en este sentido es que ha conseguido expandir este modelo psicológico, no sólo a los centros de control y poder (lo cual le permite dirigir con mano de hierro la sociedad global) sino a todos y cada uno de los rincones de la sociedad. Así se ha conformado una sociedad psicológicamente enferma donde todo vale con tal de ser el primero.
Estos son los mimbres con los que se enfrenta cualquier alternativa que intenta construirse partiendo de la recuperación de lo colectivo.
Si bien la personalidad psicopática como tal se supone que es innata, no es menos cierto que a lo que este artículo se refiere es al aprendizaje cultural que hacemos las personas, ya que al observar cuál es el modelo de persona triunfadora tendemos a imitarlo, con todas las consecuencias negativas que ello supone. Por eso es necesaria una urgente desprogramación cultural y un reaprendizaje de aquellos valores que ensalzan lo común frente a lo individual, la cooperación frente a la dominación. En definitiva aquellos valores que propicien una sociedad donde las relaciones de poder no tengan cabida. Este proceso sólo es posible desde el inicial reconocimiento por parte de cada uno de nosotros. De lo erróneo de este sistema dominado por psicópatas que, como ya hemos dicho, sólo buscan su satisfacción personal, representada en la obtención de poder y dominio sobre los demás, sea como sea.
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miércoles, 28 de noviembre de 2012

REVOLUCIÓN E INMEDIATEZ

El título de este post surge de la reflexión ante los acontecimientos que se van desarrollando a nuestro alrededor durante estos últimos años.
La aceleración de la destrucción de la mascarada que suponían los Estados del Bienestar ha dado paso al estupor en las sociedades del Norte opulento. Tras años de vivir el sueño capitalista sin mirar atrás, es decir, sin que nuestras mentes precarias hayan tenido siquiera la opción de pararse a pensar por un instante el precio que estábamos pagando por esa vida consumista y totalmente automatizada. Ni por un instante, la mayoría de nosotros, sopesamos el nivel de miseria, explotación y destrucción a la que estábamos (estamos) sometiendo a gran parte del planeta y a todo ser vivo, incluidos los seres humanos, que en él habitan. Porque no podemos engañarnos por más tiempo, no es posible una gestión humanizada del capitalismo. Ni capitalismo amable, ni verde ni nada que se le parezca. Este sistema requiere de explotación y de represión en grandes dosis; sino, no es posible. Y todo esto es inimaginable sin el soporte de los Estados. Hay una frase del historiador francés Braudel que dice: el capitalismo sólo triunfa cuando se identifica con el Estado, cuando es el Estado.
Esto es exactamente lo que está sucediendo ahora mismo. La identificación Capitalismo-Estado es absoluta. Frente a todas esas tesis que se empeñan en asegurar que la crisis actual (utilizo el término crisis para resumir la situación actual a sabiendas que esto no es una crisis sino una estrategia perfectamente orquestada para arrasar con cualquier atisbo de derecho que pudiéramos tener) se debe a la desregulación del sistema y al ataque neoliberal contra el Estado del Bienestar, afirmación ésta que da por buena la acepción anteriormente comentada del capitalismo amable, y que se resolvería con una buena regulación de los flujos económicos y, en el caso concreto español, con el cumplimiento de lo que refleja la Constitución del 78 (esa que consagra entre otras cosas al capitalismo como sistema y la explotación como método, o legitima la toma del poder por parte del ejército en caso de que lo anterior pudiera verse amenazado).
Esta lamentable tesis es la que se está imponiendo poco a poco tras el estallido de indignación por parte de una población que veía como se derrumbaba el maravilloso estilo de vida en el que estábamos inmersos. Gran parte de la contestación al sistema se ha ido encauzando desde unos inicios más o menos revolucionarios y esperanzadores, hacia una especie de respuesta socialdemócrata radical que básicamente consiste en el fortalecimiento de un Estado social y en la recuperación de derechos laborales y ciudadanos.
A nadie puede extrañarnos esta respuesta. Si pensamos por un momento de dónde partimos, vemos la infinitud de condicionantes que predisponían a una respuesta como ésta. Llevamos muchísimos años de dominación total por parte de la clase dominante bajo diferentes formas (monarquías, dictaduras, repúblicas, democracia parlamentaria) salvo pequeños momentos históricos y localizados muy puntualmente. Con todo lo que esto conlleva de adoctrinamiento en el espíritu de servidumbre y de resignación. Especial mención a las últimas décadas bajo el falso espejo democrático que se ha encargado de desarticular todo intento de creación y consolidación de respuestas populares y ha fomentado hasta implantarlo totalmente. Un hedonismo individualista basado el egocentrismo exorbitante que nos ha hecho desplazar el foco sobre el enemigo hasta situarlo sobre cualquiera que no sea nuestra propia persona y a interiorizar la culpa de todo lo que este sistema despiadado provoca. Por supuesto que en todo esto que comentamos hay que destacar el papel realizado por el sistema educativo y los medios de comunicación, ambos controlados y dirigidos por los mismos intereses. Con todos estos y muchos otros argumentos nos encontramos que cuando se intenta dar una respuesta por parte del pueblo ésta se convierte en efímera y se diluye lentamente en un sinfín de acciones tan valientes como estériles.
Esta respuesta se ha visto, a su vez, condicionada por varios factores; pero sólo quiero comentar un par de ellos, uno en el plano individual y otro en lo colectivo:
-          Desde el primer momento se ha entendido que la opción válida de hacer política es recuperar el espacio público y común para la acción política, entre otras razones por el hartazgo de las estructuras corporativistas de partidos y sindicatos en general. Esto derivó en la creación de asambleas populares, grupos de afinidad,… sin embargo el paso del tiempo y pasado el subidón revolucionario inicial se ha impuesto la lógica del sistema que nos hace egoístas y desconfiados de nuestros iguales, que nos convierte en seres incapaces de asumir un compromiso a largo plazo y con claras dificultades para compartir el esfuerzo y el compromiso. Obviamente esto como todas las generalizaciones no refleja fielmente el total de la realidad pero sí, creo, que una gran parte de ella.
-          En lo colectivo este desmembramiento de la respuesta popular ha posibilitado que sus restos fueran buscando alianzas en colectivos y partidos políticos de la llamada izquierda social y radical. Toda vez que todo este grupo de colectivos y partidos parte de la base de la exigencia al poder establecido o la toma del mismo por las vías que el capitalismo ofrece (es decir nulas para quien no sea capitalista) las respuestas se han ido matizando y reelaborando hasta encajar en este marco de acción convirtiéndose, así, en réplicas de lo ya existente. Por otro lado, los colectivos que se mueven fuera de ese ámbito y que no están interesados en la toma del poder sino en la construcción de alternativas viven inmersos en el constante dilema de mantenerse “puros” y por tanto verse reducidos a la invisibilidad.
Desde luego que el cambio no va a ser fácil, pero necesitamos pensar en un nuevo modelo social en el que todo el mundo tenga cabida mientras seguimos en la calle con la protesta. Ese modelo social implica, necesariamente, la participación de todas las partes. Y esto es lo más complicado: crear una manera de relacionarnos que se ajuste a todas las nuevas realidades y necesidades.
Es necesario realizar el esfuerzo personal de reflexionar y compartir estas reflexiones acerca de aquellas cuestiones que consideramos indispensables en la lucha anticapitalista e iniciar, de esta manera, la creación de un verdadero tejido social de lucha y oposición con ese componente de creación de nuevas formas de relacionarnos entre las personas y el medio.
La salida pasa por nuevas formas de organización y participación, en la que todo el mundo pueda (y lo haga) implicarse de manera directa. También pasa por romper esas cadenas mentales que nos unen a un modelo de vida, el capitalista, que no se corresponde con la esencia humana ni con nuestro lugar dentro de ese todo llamado Tierra. Pasa por recuperar la fe en nuestra propia potencia creadora y en aunar esfuerzos con el resto.
En definitiva, pasa por creer de verdad que ese otro mundo es posible y por desear que ese otro mundo sea una realidad. A partir de ahí, hay que obrar en consecuencia (a cada cual su historia personal, su conciencia político-social,… le hará seguir su camino en ese obrar en consecuencia) y, sobre todo, no desfallecer jamás.
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miércoles, 7 de noviembre de 2012

LOS MERCADOS TIENEN NOMBRE: GOLDMAN SACHS

Goldman Sachs se define a sí mismo como el líder mundial en banca de inversión, intermediación y gestión de activos cuya cartera de clientes la componen empresas, instituciones financieras, individuos con rentas muy altas y gobiernos.
Cualquier persona que haya leído un poco por encima los periódicos de los últimos años daría una definición bien diferente sobre este banco, que más o menos podría ser así: Goldman Sachs son una banda de terroristas económicos, líderes mundiales en su campo cuya clientela son ellos mismos y unos cuantos gobiernos y empresas que en un ataque de codicia creen aliarse con el bando ganador y acaban por maldecir esa alianza.
¿Qué es una banca de inversión?
Ésta es la gran pregunta a la que estoy seguro que ni los que se dedican a ese negocio pueden responder con total seguridad. Por lo que respecta a quienes vivimos ajenos al mundo de la ingeniería bancaria podemos decir que, a diferencia de la banca comercial (el banco de la esquina donde con suerte a estas alturas ingresas la nómina y sacas dinero en el cajero), éstos no tienen sucursales ni cuentas de ahorro. Su negocio está en sacar empresas a bolsa, diseñar y ejecutar OPAs, fusiones, ventas de divisiones entre empresas, emisiones de bonos y más tipos de operaciones de gran volumen en los mercados financieros. Lo cierto es que lo que hacen esta gente no tiene nada que ver con la economía real, su juego está en el dinero ficticio que no se apoya en ningún valor tangible, es por ello que una supuesta quiebra de uno de estos grupos de piratas económicos no debería afectar en nada a la economía real de un país. Sin embargo son capaces de hacer ponerse de rodillas a cualquiera y manejar totalmente el mundo financiero y, por ende, nuestras vidas.
Entonces, ¿cómo es posible que Goldman Sachs que no produce ningún bien, no tiene el respaldo de millones de clientes sea una de las empresas que más beneficios anuales obtiene en todo el planeta?
La respuesta es muy sencilla. Han entendido perfectamente cómo se juega a esto y se han hecho los reyes del mambo gracias a varios personajes con un cerebro brutal para las estafas económicas y un corazón de piedra. Además han sabido combinar perfectamente la dualidad corporación-Estado. Varios presidentes de Goldman Sachs han hecho el camino de ida y vuelta entre el banco y diferentes gobiernos, el caso más sangrante es el de H. Poulson que pasó de director de Goldman Sachs (trabajaba en GS desde 1974) a Secretario del Tesoro norteamericano con el gobierno de George W. Bush y fue el encargado de dirigir el rescate con dinero público de la banca privada norteamericana (por supuesto llevándose GS los mejores réditos). En Europa tampoco ha sido diferente la historia, y en los últimos años hemos visto como hombres de Goldman Sachs han ocupado puestos más que relevantes:
En primer lugar, Mario Draghi, actual presidente del BCE, fue vicepresidente de Goldman Sachs para Europa de 2002 a 2005, ascendido a socio y nombrado responsable de empresas y deuda soberana de los países europeos. Dentro del trabajo comprendido en esas nuevas responsabilidades estuvo la magistral actuación llevada a cabo en Grecia, comentada más adelante.
También tenemos a Lucas Papademos (primer ministro griego impuesto por la Troika en 2011), que fue gobernador del Banco Central griego entre 1994 y 2002 (aunque ya era su economista jefe desde 1985) y desde entonces hasta 2008 vicepresidente del BCE. Su posición en el Banco Central griego le hace cómplice indispensable en la operación de maquillaje que GS hizo sobre la deuda griega.
Por último (aunque hay muchos más), tenemos a Mario Monti (primer ministro italiano también impuesto por la Troika en 2011) que fue asesor de Goldman Sachs en la época en la que se dedicaron a enriquecerse maquillando la deuda griega.

Vale, ahora veamos algunas de las artimañas que estos carroñeros utilizan para enriquecerse sin control. Para ello echemos un poco la vista atrás. A estas alturas todos somos un poco expertos en economía gracias a la estafa, que el gran capital llama crisis, que tenemos encima desde hace un tiempo. La verdad es que gran parte de la culpa la tiene la gente de Goldman Sachs (lo cierto es que hay muchos otros pero ellos están a la cabeza con diferencia). Básicamente esta gente se dedica a captar el dinero de cualquier entidad o ricachón y a invertirlo en beneficio propio y si para ello su cliente tiene que perder, pues pierde, cosa que nos daría igual si no fuera porque en el camino nos hunden más y más en la miseria.
Vamos a ver algunos claros ejemplos de cómo trabaja esta gente:
- En la última década estos delincuentes trajeados han creado la mayoría de los artificios de inversión que ha enriquecido enormemente a Wall Street, a pesar de que con ello han demolido la economía real. Ellos fueron los principales responsables de la estafa de las hipotecas subprime y lo hicieron con el mejor truco para ganar: apostando a los dos bandos. Por un lado colocaron miles de millones de dólares en hipotecas que sabían que no iban a ser pagadas y al mismo tiempo acapararon los seguros de impago con lo que el resultado fue el siguiente: ganaron miles de millones vendiendo las hipotecas a costa de otros bancos y Estados y volvieron a ganar al poseer los seguros de quiebra a costa de arruinar a AIG (la mayor aseguradora del mundo). Cuando todo esto explotó, Goldman Sachs no tan sólo salió indemne si no que se permitió el lujo de repartir beneficios multimillonarios entre sus directivos gracias al rescate con dinero público que aprobó Henry Poulson como Secretario del Tesoro. El propio Poulson había sido uno de los principales culpables de la crisis cuando años atrás había estado al mando de las operaciones de Goldman Sachs.
- Otra obra maestra de esta banda de criminales: Grecia. En los inicios de este siglo Grecia quiso adherirse a la moneda única europea y para ello tenía que cumplir con una serie de condiciones entre las que estaba reducir su deuda pública hasta el estándar aprobado por la UE. Como esto era imposible decidieron dar cancha a los magos de Goldman, estos olieron la sangre y no perdieron un minuto en formular un plan para que el gobierno griego pudiera ocultar el alcance de su deuda del sector público ante la Comisión Europea y ante los propios griegos. El plan consistía en canalizar el capital de inversores súper ricos a las arcas del gobierno griego. A cambio éste accedió en secreto a que los inversores se embolsaran durante 20 años los ingresos anuales generados por bienes públicos como los aeropuertos. Como consecuencia de esto, en pocos años un Estado soberano se ha visto en la bancarrota y obligado a dejar el control de sus riquezas a la UE y al FMI (ojo que a lo mejor es peor el remedio que la enfermedad, que ya sabemos todos cómo se las gasta el FMI). Por este pequeño trabajo Goldman Sachs se retribuyó con 300 millones de euros salidos de los bolsillos griegos.
- En 1999 Goldman Sachs, demostrando su posición de poder en este sistema,  llegó a un acuerdo con Bill Clinton (entonces presidente de los USA) para desregular el mercado alimentario. ¿Qué significó esto? Hasta ese momento sólo intervenían en las operaciones de compra–venta productores y vendedores de productos alimentarios (desde luego, no era el mejor de los sistemas pero en cierta manera tenía su lógica). A partir de la operación de estos terroristas en 1999, en los mercados agrarios no sólo participan compradores y vendedores interesados en el alimento, sino que intervienen figuras que nada tienen que ver con la comida que se dedican a especular con los precios comprando y vendiendo contratos a futuro cuantas veces quieran.
Esto quiere decir que el precio de los alimentos deja de estar sujeto por la ley de la oferta y demanda real (ya sabemos que esto es una mierda, pero es que lo de ahora es directamente criminal), y pasa a estar supeditado a los grandes inversores que hacen y deshacen a sus anchas.
A partir de ese momento, el negocio sobre los alimentos no ha hecho más que crecer y la especulación sobre los precios a través de los “futuros” ha provocado más hambruna y muerte que cualquier catástrofe natural a lo largo de la historia. Especialmente, desde la caída del sector inmobiliario, la especulación sobre los precios de los alimentos (con sede, sobre todo, en la bolsa de Chicago) se ha incrementado enormemente. Sólo en el periodo comprendido entre 2003 y 2008 había aumentado la especulación en un 1900%, pasando de un valor de 13 billones de dólares a 260 billones de dólares. Si tomamos el incremento de la inversión especulativa en alimentos en el período 2010-2011, y el incremento de las personas que han sido arrastradas a la extrema pobreza por el incremento de precios en el mismo periodo, tendremos que por cada 314 € de inversión especulativa se empuja a una persona a la pobreza y el hambre.
 
Estos son sólo algunos ejemplos del trabajo de este banco pero creo que es imposible hacerse a la idea de todo lo que llegan a estafar por el mundo. Vamos a intentarlo mirando el beneficio neto que obtuvo esta empresa en 2009 (en plena crisis financiera) y comparándolo con otras corporaciones.
Una de las compañías más grandes del mundo es Wal-Mart con unos ingresos de más de 400.000 millones de dólares en 2009 y unos beneficios netos de 14.335 millones de dólares. Goldman Sachs que ni produce ni opera con ningún bien tangible, obtuvo unos beneficios netos de 13.385 millones de dólares, muy por encima de megacorporaciones como Pfizer (8.635 millones de dólares), Coca cola (6.824 millones de dólares) o Chevron (10.483 millones de dólares).
Por si todavía no veis claro el peligro que representa esta compañía para el buen funcionamiento de la humanidad os voy a dejar con una última noticia que en su momento pasó bastante desapercibida:
Tres semanas antes del increíble desastre ecológico producido por BP en el Golfo de México, Goldman Sachs vendió el 43.7% de sus acciones en BP por valor de unos 250 millones de dólares ¿Acaso son adivinos? No lo creo. Por las informaciones aparecidas en varios medios existían unos informes internos de la compañía petrolera en los que, poco más o menos, se venía a decir que la situación de la plataforma era una locura y era probable sufrir algún tipo de incidente. Curiosamente uno de los directivos de BP (Peter Sutherland) es el presidente de Goldman Sachs International. Una vez más estos carroñeros se aprovecharon de su privilegiada posición y apostaron a dos bandas vendiendo casi la mitad de sus acciones y conservando el resto para cubrirse las espaldas.
 
Por supuesto, todo lo aquí expuesto no significa que esta gente domine el mundo y todo lo que pasa se debe a sus planes maestros, sin embargo, hay que reconocer que tienen un peso muy específico en ese concepto al que tanto se recurre en los últimos tiempos: los mercados. Y es precisamente en nombre de estos mercados en el que se desarrollan toda una serie de políticas perfectamente diseñadas para traspasar la riqueza de abajo hacia arriba dejando a la inmensa mayoría de la población mundial en una situación de indefensión absoluta. Además son una de las caras más visibles y uno de los ejemplos más claros del carácter carroñero del sistema capitalista que rige el mundo.

lunes, 29 de octubre de 2012

REFLEXIÓN Y ACCIÓN

El tiempo sigue pasando y lo que parecía una situación insostenible hace ya un par de años, se ha convertido en algo crónico. La teoría de la implosión del sistema, va dejando paso a la realidad de una simple vuelta de tuerca más y a la sensación de que todavía quedan muchas vueltas más habida cuenta de la respuesta popular que se produce.
Este panorama nos deja la extraña sensación de trabajar a paso cambiado, es decir, parece que las respuestas a los furibundos ataques del sistema son sencillamente eso: respuestas y, por tanto, siempre producidas por detrás en el tiempo y con mínimas posibilidades de éxito. Las respuestas son necesarias, imprescindibles pero no son suficientes si el verdadero objetivo es acabar con este sistema criminal llamado capitalismo que nos condena a la esclavitud y a la muerte. Necesitamos alternativas, otras formas de vivir y convivir con el resto de seres humanos y con el planeta.
Es imprescindible que todas las personas reflexionemos acerca de aquello que queremos para nuestras vidas y sobre todo aquello que consideramos injusto en nuestra manera actual de convivir. Para ello, debemos tener el arrojo de liberar nuestras mentes de todos aquellos dogmas inculcados y acceder a la información con un criticismo suficiente como para ser capaces de aceptar e integrar o rechazar aspectos y matices que consideremos válidos provengan de donde provengan.
Estas barreras mentales impuestas provienen en su mayoría de un sistema que siempre ha tenido claro qué valores inculcar y promover y cómo hacerlo. La enajenación a la que se somete a cualquier ser humano (especialmente si desarrolla su existencia en los mal llamados países democráticos) desde la infancia es constante. Sistemas educativos diseñados para crear autómatas sin capacidad de raciocinio; perfectamente dispuestos a acatar todo aquello que le está reservado en la vida; modelos sociales vacíos de contenido moral a los que admirar con la secreta esperanza de convertirse en uno de ellos; referentes culturales prefabricados con el único propósito de hacer olvidar la verdadera cultura: la cultura popular; un inmenso sector dedicado exclusivamente a entretener al personal cumpliendo de manera tan eficaz su objetivo que ha acabado por convertirse en el analgésico más potente jamás utilizado por el ser humano. Todo esto se refleja en todas las personas y sus acciones e, incluso, en aquellas que tienen y mantienen una trayectoria de contestación al sistema, y es necesario partir de este reconocimiento para, a partir de ahí, empezar a construir. Este efecto perverso del funcionamiento del sistema también tiene su influencia, de manera más dolorosa si cabe, entre aquellas personas que se posicionan en posturas llamadas antisistema. Así nos encontramos enrocados en nuestros propios dogmas y maneras de lucha sin ser capaces de reconocer lo positivo que puedan tener otras formas de hacer y pensar, dándose una situación de “o conmigo o contra mí” que inevitablemente nos encierra y nos limita dando nuevamente la ventaja al sistema.
En un sistema cuya mejor arma de desactivación es el individualismo llevado al extremo, la respuesta natural debe ser lo colectivo. El uso de nuestras capacidades para recuperar lo que por derecho es nuestro, el espacio público donde hablar, debatir y decidir por nosotros mismos es un primer paso, un buen primer paso, pero sólo eso.
El gran paso consiste en llevar adelante esas decisiones. Por ello, romper el egoísmo inducido en el que vivimos es imprescindible. Sin el compromiso y el sacrificio, sin la capacidad de creer y pensar en el otro, sin el esfuerzo que supone la formación personal para poder actuar con conciencia, es imposible siquiera hacerle un rasguño al sistema, y estoy convencido de que para llevar adelante nuestras decisiones habrá que hacerle mucho más que un simple rasguño.
Sin embargo la realidad nos demuestra que ni siquiera ese primer paso es factible sin una verdadera voluntad de ruptura. La inmensa mayoría de planteamientos que se proponen son meras continuaciones de la actual situación (eso sí bajo cualquiera de estas etiqueta de capitalismo amable, capitalismo de Estado, capitalismo verde,...), fundamentados en planteamientos inamovibles basados en conceptos y axiomas transmitidos de generación en generación sin el más mínimo atisbo de evaluación y reelaboración tan necesaria frente a un sistema capitalista en constante evolución.
Es necesario realizar el esfuerzo personal de reflexionar y compartir estas reflexiones acerca de aquellas cuestiones que consideramos imprescindibles en la lucha anticapitalista e iniciar, de esta manera, la creación de un verdadero tejido social de lucha y oposición con ese componente de creación de nuevas maneras de interrelación entre las personas y el medio.
Nuestra pequeña aportación a este debate gira alrededor de un tema capital: Una sociedad de personas libres:
¿Es posible ser libre sin tener acceso a la información y a la decisión sobre todo aquello que nos afecta y rodea?
¿Es posible ser libre sin tener garantizada la subsistencia material?
¿Es posible ser libre en una sociedad con estructuras de control y de poder?
¿Es posible ser libre en un mundo dónde la única manera de obtener riqueza es a través del trabajo?
¿Es posible ser libre sin reconocer nuestro papel secundario dentro del planeta?
¿Es posible ser libre mientras haya un ser humano sometido por otro ser humano?
Estas preguntas y muchas otras que giran alrededor de otros temas considerados como importantes, necesitan nuestras respuestas, las de todo el mundo, y empezar a elaborar ese camino que debemos recorrer entre todas para llegar allí. Como siempre el tiempo apremia y sabemos de sobra que el camino es largo; por tanto, no debemos perder tiempo.

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martes, 16 de octubre de 2012

¿EDUCACIÓN PÚBLICA? SÍ, PERO DE VERDAD

Volvemos a las andadas. Nuevo gobierno y ya tenemos nueva ley educativa (en este caso la LOMCE, Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa). Poco han esperado para lanzarla pero claro es lo que tiene la mayoría absoluta, que ni se molestan en guardar las formas.
Esto no es nada nuevo, cada gobierno ha lanzado su reforma educativa, cada una con sus matices ideológicos (por supuesto jamás poniendo en tela de juicio el orden establecido). Sin embargo, estos matices son los que sirven para encender la mecha del “debate político” y dejar de lado lo importante de la cuestión.
Ahora tocan las reválidas, la eliminación de educación para la ciudadanía, la segregación sexista, la exaltación de la patria… Por supuesto, toca el tema estrella cuando gobierna la cara derechona del sistema: la privatización de la educación y el trato de favor hacia la educación privada (mayoritariamente religiosa).
A todo esto hay que añadir el recorte radical que sufre el presupuesto dedicado a educación y lo que esto conlleva: menos profesorado, más alumnos por aula, no cubrir bajas, el despido de miles de interinos, la reducción de las rutas de transporte, de las becas, del servicio de comedor (la polémica de los tuppers es demencial). Como gran novedad incluye un bufón como ministro de educación.
Vale decir, y que quede claro, que entre la educación pública, tal y como se entiende mayoritariamente, y la educación privada hay que luchar y defender la pública. La cuestión que aquí queremos destacar es que la lucha no debe quedarse ahí.
Percibo un más que comprensible cansancio a mi alrededor por parte de la gente que un día sí y otro también sale a la calle a protestar contra toda la batería de reformas y leyes con las que nos golpea el poder. El sistema ha acelerado su marcha en la parte del globo en la que vivimos (en otras latitudes llevan siglos sufriéndolo) y la reacción se está desarrollando a alta velocidad. Tan rápida va, que ya empieza a desgastarse. Y es que este sistema tiene la gran virtud de haber conseguido encauzar toda la contestación en defender cuestiones y aspectos que son claramente favorables al mantenimiento y al reforzamiento del propio sistema. Nos explicamos:
Llevamos mucho tiempo defendiendo un sistema público de educación frente al modelo privatizador por el que aparentemente apuesta el neoliberalismo. Hemos creado plataformas para ello, hemos tragado salir con los sindicatos pactistas y con otros que claramente trabajan para la patronal, hemos gritado, nos hemos asambleado y hemos hecho mil y una acciones para defender esa educación pública. Sin embargo, no debemos perder de vista que ese sistema de educación pública que defendemos no es más que una engrasada maquinaria de fabricar millones de peones desechables para el sistema y un buen puñado de obreros especializado y mandos intermedios que en un futuro serán los modernos cipayos de nuestra sociedad.
Hay diferentes estrategias para conseguir que defendamos un sistema que no es perjudicial, se mire como se mire. En los últimos años, con la llegada de ese capitalismo salvaje llamado neoliberalismo, ha sido el fantasma de la privatización del servicio. Esta estrategia ha forjado la idea de que la educación va a ser exclusivamente para ricos (siempre dentro del esquema educación igual a escolarización) y, por tanto, favorece el surgimiento de la protesta popular a favor del sistema educativo público para regocijo del Estado que contempla complacido cómo nos dedicamos como posesos a defender su sistema de adoctrinamiento favorito.
En el tema educativo hemos caído (como en casi todos los ámbitos) en la lucha por el mal menor. Decimos aborrecer el sistema capitalista y la esclavitud y pobreza que genera y, sin embargo, nos dejamos el aliento en ponerle parches una y otra vez, de tal manera que al final sólo conseguimos reformarlo y reforzarlo. Transformando la lucha social en un motor de refinamiento del sistema.
La educación es algo en lo que hemos dado el brazo a torcer desde hace mucho tiempo. Hemos aceptado la ecuación que propone el poder de que educación es igual a escolarización, permitiendo de esta manera que sea el Estado el que decida qué conocimientos, valores y actitudes debe poseer cada persona. Por supuesto, la decisión es totalmente favorable a sus intereses y convierte el sistema educativo en el arma más poderosa de dominación y transmite el mensaje de la necesidad que tenemos las personas de ser enseñadas y aleccionadas en las cosas supuestamente más importantes para nosotras. Todo este mecanismo de dominación lo envuelve el poder con el manto del Estado social, bajo el pretexto del derecho universal a la educación, sin embargo, lo que realmente pretende y consigue es que el pueblo crea que no es posible la educación sin el sistema educativo estatal. Y, así, convierte este derecho en el derecho universal al sometimiento. De esta forma se consigue que las personas nos desentendamos de la responsabilidad de nuestro propio desarrollo y deleguemos en el Estado paternalista. Junto a esta enseñanza, también nos inicia en una sociedad en la que todo (valores, capacidades, necesidades, realidades…) es susceptible de ser producido y medido. Lo que nos lleva irremediablemente a la aceptación de toda clase de clasificaciones jerárquicas, incluso a dar por válida y natural una sociedad estratificada en la que tu posición depende de valores totalmente mesurables. La escuela nos instruye para ocupar el lugar que el poder nos tiene reservado dentro de nuestro sistema social y para saber aceptar que esa posición no depende de cada uno de nosotros; sino que está en función de una serie de parámetros (económicos, étnicos, origen social,…) que la maquinaria estatal se encarga de medir y catalogar.
Por supuesto, como he dicho anteriormente, hay que defender la educación pública. Pero hay que ir más allá en esa defensa. Hay que crear una verdadera educación pública basada en la participación de todos frente al modelo de expertos vigente. Hay que cambiar el paradigma actual en el que es imprescindible la acreditación estatal de cualquier habilidad para poder ejercerla como si el único lugar donde se puede aprender fuera la escuela. Hay que apostar por una gestión colectiva y por un papel protagonista de las personas que desean aprender independientemente de la edad que tengan. Y, sobre todo, hay que dejar que sea cada cual el que decida su camino y a qué ritmo quiere recorrerlo.

lunes, 17 de septiembre de 2012

NO ME REPRESENTAN, NI ELLOS NI SU MUNDO


Ha resonado miles de veces ese grito del “no nos representan” en incontables actos de todo tipo y, para mí, sigue estando perfectamente vigente. Quiero, en estas líneas, personalizar el significado de esta expresión.

No me representan esos políticos encumbrados en un pedestal de lodo que toman decisiones que afectan a millones de personas con el único interés de servir a los poderosos, al partido y a sí mismos. Me da igual que no todos sean iguales, que existan unos menos malos que otros. Todos sin excepción colaboran con el orden establecido y con el modelo social que nos aboca a la inmensa mayoría a callar, agachar la cabeza y dar gracias por lo que creemos tener. Sean del signo que sean, perpetúan la condición de que para hacer política (en el sentido restringido que se le da a la expresión dentro del sistema capitalista) hay que ser del partido; sino eres un simple agitador o delincuente. Esto no es un discurso parafascista (aquello de ni de derechas ni de izquierdas, sin partidos pero bajo la bota opresora). Esto es una llamada antiautoritaria, es un grito contra los que se adueñan del control en nombre de los controlados.

Los partidos políticos con sus funcionamientos jerárquicos y sus múltiples cabecillas intermedios (en constante ascenso hacia la cúpula dirigente) son el escenario perfecto para el amiguismo, las corruptelas y las puñaladas por la espalda. Hace mucho tiempo que en el día a día de las organizaciones se antepone el quién soy y de dónde vengo a la validez del trabajo realizado. Muchísimos militantes de base podrían corroborar esto.

Todos contribuyen al mantenimiento de unas instituciones elitistas donde se toman las decisiones (gobiernos, parlamentos, comités ejecutivos, partidos, fuerzas represivas,…) siempre al margen del pueblo, sin posibilidad para nosotros.

Puedo comprender cuando la gente dice que el problema es el choriceo de los políticos y su falta de honradez. Lo comprendo pero no lo comparto plenamente, esa es tan sólo una pequeña parte del problema.

Si los políticos no se apropiaran de nuestro dinero, el sistema político, económico y social seguiría siendo exactamente el mismo: seguirían muriendo millones de personas cada año por la avaricia voraz de un sistema que engulle todo lo que necesita y vomita los restos cuando ya no le aprovechan; seguirían existiendo millones de niños trabajando como esclavos para complacer las exigencias de una parte de la población totalmente obnubilada por la sociedad de consumo y su imperiosa necesidad de poseer a cualquier precio; millones de mujeres seguirían siendo las víctimas propiciatorias de un sistema basado en la dominación del hombre sobre la mujer; se seguiría envenenando el planeta y acabando con él como si no fuera nuestro hogar (único y precioso hogar); continuaríamos viviendo en un mundo donde la propiedad privada y su acumulación servirá de justificación para el sometimiento de la inmensa mayoría por parte de una pequeña élite sustentada precisamente en esos políticos y el poder que se otorgan cuando dicen representar al pueblo sin rendir cuentas jamás.

 
En este contexto hay que tener claro que nunca una solución podrá ser el cambio de cromos. El sistema de representación parlamentaria a través de las urnas ha sido uno de los mayores, sino el mayor, método de desactivación política jamás ideado por el poder. A lo sumo, se puede conseguir una “dictadura socialdemócrata”, eso tan bonito del capitalismo amable (traducción: una buena parte de la gente que comparte tu territorio vive en la ilusión de estar más o menos bien pero al resto del mundo que le jodan) que espero que a estas alturas de la película ya no cuele (aunque me temo que todavía cuela y mucho).

Necesitamos pensar en un nuevo modelo social en el que todo el mundo tenga cabida mientras seguimos en la calle con la protesta. Ese modelo social implica, necesariamente, la participación de todas las partes. Y esto es lo más complicado: crear una manera de relacionarnos que se ajuste a todas las nuevas realidades y necesidades.

El esfuerzo es enorme pero la situación así lo requiere, estamos en una carrera salvaje hacia la dominación total. Ellos no van a parar, nosotros no debemos desfallecer.


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martes, 4 de septiembre de 2012

“DECIDÍOS A NO SERVIR, Y SERÉIS LIBRES”


¿Cómo se puede no tomar la decisión y persistir en la servidumbre?

A primera vista puede parecer una cuestión muy simple, sin embargo, la práctica diaria de la inmensa mayoría de nosotros nos dice que hay algo más detrás de todo esto. Si fuera así de simple (no descarto que lo sea) viviríamos en un mundo libre.

La primera cuestión que se plantea para no tomar la decisión es precisamente la falta de conciencia de nuestra condición de siervos. Difícilmente se puede tomar una decisión sobre un asunto que es inexistente para uno mismo.

Casi la totalidad de la población humana vivimos en sociedades controladas por unos pocos dominadores que extienden sus tentáculos sobre todo aquello a su alcance para establecer el control social. En estas sociedades siempre se actúa previniendo, asociando la libertad a lo que es menester desear. En otras palabras, los auxiliares del sistema venden la ideología dominante con la pretensión de ser la única disponible en el mercado intelectual. La libertad que defienden se asocia a un objeto deseable útil a la sociedad: libertad de consumir, de poseer, de disponer de bienes materiales, libertad de conformarse al modelo de consumidor ensalzado por los sistemas publicitarios y promocionales; libertad de comprar una conducta, valores o un modo de presentarse al otro, y así se nos propone: ya listo para usar, por la ideología dominante y transmitida por lo que se ha dejado de llamar propaganda para convertirse en publicidad.

La libertad se reduce entonces, a la posibilidad de inscribirse en una lógica mimética, de participar en la carrera en la que todo el mundo aspira a ascender a los niveles superiores de la escala social que propone el mundo mercantil.

Querer la libertad que ofrece este sistema induce a inscribirse en el movimiento gregario y supone no tener que obligarse a reflexionar, analizar, comprender, pensar; es decir, ahorrarse todo esfuerzo crítico propio, pues basta con obedecer.

Así pues, vemos cómo aparece un nuevo enfoque en la cuestión: la lucha por la libertad ya existe, pero por una libertad fraudulenta y edulcorada que agota nuestras energías, puesto que se basa en el tener y no en el ser y, por tanto, es una lucha irresoluble ya que siempre se puede (y lamentablemente se quiere) tener más.

Esta es la primera barrera que hay que romper para poder plantearse la cuestión inicial. Y es precisamente aquí donde está una de las labores más importantes a desarrollar por todas aquellas personas conscientes, luchar contra ese control social que nos tiene alienados y totalmente adoctrinados y hacer ver (con la palabra, pero sobre todo con el ejemplo) que existen otros modelos y que la libertad es otra cosa más allá de elegir entre playa o montaña para las vacaciones. Sabemos que ésta es una lucha muy desigual, puesto que el sistema tiene una gran cantidad de recursos disponibles y una maquinaria de control y represión apabullante. Por eso, es tan importante la lucha con el ejemplo y la acción cotidiana, porque es la baza más poderosa que tenemos a nuestro alcance. La vía de la construcción y el apoyo de medios alternativos de comunicación es fundamental ya que el sistema nos ha enseñado a ver la realidad a través de ellos y tenemos la tendencia a recurrir a ellos (eso sí, hay que hacerlo manteniendo el mismo espíritu crítico con el que abordamos los medios de desinformación masiva).

Superado este punto, existe un nivel de conciencia superior sobre la situación que nos hace ver de manera más o menos clara que la libertad que nos ofrece el sistema no es más que otra forma de esclavitud (quizá la más perversa por su envoltorio) y, a pesar de esto, persistimos en la servidumbre. ¿Por qué? Por miedo a la libertad y, sobre todo, a lo que ésta representa.

Dentro de este sistema inhumano, libertad implica represión y pérdida. Represión en todos los niveles a los que tiene acceso el entramado Estado-Capital, que son la mayoría (policía, justicia, trabajo, economía,…). Éste es un factor que una persona concienciada puede aceptar en mayor o menor medida como parte de la lucha emancipatoria, sin embargo tras alguna experiencia inicial puede alejar a muchos de este camino y dejarse arrastrar por el mundo de la “felicidad capitalista”.

La segunda cuestión que entra en juego es la pérdida. Ésta también se entiende en un sentido muy amplio. Por un lado, tenemos la pérdida de lo material que si bien en nuestro mundo ideológico no representa ningún problema (más bien al contrario) en el día a día de nuestra servidumbre capitalista nos resulta imprescindible para seguir adelante. Esto acaba planteando un círculo vicioso de difícil solución ya que nunca parece llegar el momento de romper esta rueda que nos impulsa día a día a seguir sirviendo. Por otro lado, está la pérdida social debida al magistral plan que el poder desarrolla a través de los medios de comunicación y que nos despersonaliza para convertirnos en miembros de la sociedad, de la masa. Las técnicas mediáticas asocian, según el modelo pavloviano, lo deseable para el individuo con lo deseable para la comunidad: el bien de uno se define en relación con lo que realiza el bien de la totalidad. De esta manera se formula el moderno contrato social en el que la invitación supone, entre diplomacia y coerción, el abandono de toda pretensión y voluntad individuales en provecho de una elección que abarque el conjunto de la sociedad. Esto todavía alcanza mayor trascendencia si reducimos el ámbito de la sociedad a la familia, donde siguiendo las normas imperantes, se sacrifica todo (hasta la libertad) en pos del bien común.

Libertad significa elegir, pensar por uno mismo, inventar, amar sin reservas, establecer planos de igualdad, coherencia y muchísimas otras cosas que exigen un esfuerzo y una constancia muy difíciles de sostener en un mundo en que todo se ha concebido para mantener muy limitado el espíritu crítico y la acción sincera. Es en este segundo plano donde la lucha se hace necesariamente personal e intransferible, donde no sirve más conciencia que la propia y donde está la verdadera batalla. Sin una victoria en este plano, cualquier cambio, cualquier revolución se antoja imposible.

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martes, 14 de agosto de 2012

DEPARTAMENTO DE SEGURIDAD NACIONAL

Lo veníamos contando en artículos anteriores (1, 2 y 3). El Estado, lejos de desmantelarse como afirma la propaganda de los medios de desinformación, sigue reforzando su estructura principal: la encargada de controlar y reprimir a la sociedad.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, contará con un Departamento de Seguridad Nacional, según la modificación del Real Decreto del 13 de enero que se publicaba el pasado 23 de julio en el Boletín Oficial del Estado (B.O.E.). Seguimos así la estela, como siempre, de los EEUU y, tras dejar que utilicen la base de Rota como punta de lanza de la red de “defensa” (como ya sabemos todos, en el lenguaje oficial defensa significa ataque) global y la llenen de submarinos repletos de armamento nuclear ahora también tenemos Departamento de Seguridad Nacional (y su consiguiente máximo responsable, Alfonso de Senillosa).

Tal es la importancia de esta cuestión, que la modificación del Real Decreto se ha producido por un cauce muy poco habitual. Ha sido habilitada directamente por el Presidente del Gobierno sin pasar, siquiera por el Consejo de Ministros. Así se dispone que «bajo la dependencia orgánica y funcional del director adjunto del Gabinete», el Departamento de Seguridad Nacional «es el órgano permanente de asesoramiento y apoyo técnico en materia de Seguridad Nacional a la Presidencia del Gobierno».

Según la prensa oficialista las funciones de este nuevo aparato de control social serían las siguientes:

Siete funciones

Entre las funciones del Departamento de Seguridad Nacional, la modificación del Real Decreto constata:

1. Contribuir a la elaboración, implantación y revisión de las estrategias, así como la coordinación y el seguimiento de las directivas y la integración de los planes que en materia de seguridad nacional se desarrollen.

2. Contribuir a la elaboración de propuestas normativas, estudios e informes sobre Seguridad Nacional y la divulgación de la información que resulte de interés en esa materia, sin perjuicio de las funciones que correspondan a otros órganos.

3. Estudiar y proponer, en su caso, la normativa necesaria para el funcionamiento y actuación del Sistema Nacional Gestión de Situaciones de Crisis, así como programar y coordinar los ejercicios de conducción de crisis.

4. Prestar apoyo a los órganos del Sistema Nacional de Gestión de situaciones de Crisis, asumiendo las funciones de Secretaría Técnica de la comisión Delegada del Gobierno para Situaciones de Crisis y de aquellos otros que determine el Presidente del Gobierno.

5. Mantener y asegurar el adecuado funcionamiento del Centro Nacional de Conducción de Situaciones de Crisis y las comunicaciones especiales de la Presidencia del Gobierno, así como proteger su documentación.

6. Realizar el seguimiento de los riesgos, amenazas o situaciones de crisis o emergencia nacionales e internacionales, en coordinación con los órganos y autoridades directamente competentes, y servir como órgano de apoyo para las decisiones de la Presidencia del Gobierno o de la Comisión Delegada del Gobierno para Situaciones de Crisis.

7. Analizar los posibles escenarios de crisis, estudiar su posible evolución, diseñar y custodiar, en coordinación con los órganos competentes los planes de contingencia que respondan a cada una de la situaciones, manteniéndolos actualizados, elaborando con los respectivos Ministerios los catálogos de medidas de respuesta.

La primera tarea de este Departamento es elaborar una nueva estrategia de seguridad nacional. Normalmente, en estas estrategias aparecen varios apartados:
- Seguridad territorial (“el funcionamiento ininterrumpido como un Estado independiente y más específicamente la integridad territorial del país”)

- Seguridad económica (“el funcionamiento ininterrumpido del país como una economía eficaz y eficiente”)

- Seguridad ecológica (“capacidad de auto-recuperación suficiente del medioambiente en caso de alteración”, refiriéndose, por ejemplo, tanto a la gestión de los recursos hídricos como al cambio climático)

- Seguridad física (“funcionamiento ininterrumpido de los seres humanos en su medioambiente”, poniendo como ejemplos una ruptura de los diques o un accidente en una factoría química)

- Estabilidad social y política (“la existencia continuada e ininterrumpida de un clima social en el que los grupos de personas vivan sin mayores conflictos en el marco de un Estado democrático y valores esenciales compartidos”)


Un vistazo rápido a estos apartados nos lleva a ver cuáles van a ser los verdaderos objetivos de todo esto:
La creación de una gran red de espionaje y control social para tener controlados a cada uno de los habitantes del Estado, tal y como se ha ido haciendo en las últimas décadas, con la excepción de que antes se perseguía a aquellos con ideales fuera del orden establecido (sic), ahora todo el mundo será objeto de seguimiento y control.

Especial atención merece el apartado de seguridad económica. Este organismo va a asegurarse de que el país funcione como una economía eficaz y eficiente, es decir, se va a encargar de perpetuar este sistema esclavista pasando por encima de cualquier derecho individual de los seres humanos. Van a garantizar que nada cambie y que la minoría que domina y maneja el sistema se continúe lucrando infinitamente a costa de la inmensa mayoría de explotados y oprimidos. Para ello, van a hacer valer el objetivo de la estabilidad social y política, ¿Cómo? Pues exactamente como se dice un poco más arriba: garantizando una sociedad sin conflictos dentro del marco de un Estado democrático. ¿Cómo se traduce esto? Garantizando la “paz social”, es decir, criminalizando todo intento de desobediencia civil y ejerciendo la represión en todas sus vertientes (policial, judicial, económica, laboral, política,…), siguiendo con sus políticas de adoctrinamiento social a través de los medios de control social de masas (sistema educativo, medios de desinformación, ocio consumista,…) y pactando con los “agentes sociales” el reparto de las migajas y la caridad de Estado.

Todo esto es lo que ellos llaman democracia y el Departamento de Seguridad Nacional no tiene otro objetivo que mantener a toda costa este estado de la situación.

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miércoles, 25 de julio de 2012

VIVIMOS TIEMPOS DIFÍCILES

Vivimos tiempos difíciles.

Las últimas medidas tomadas por los farsantes que ejercen el control del Estado nos acercan un poco más a la esclavitud total que el capitalismo tiene reservada para la mayoría de la población mundial, incluida nuestra sociedad occidental que se creía inmune a la depredación del sistema.

En los últimos años el “capitalismo amable” se ha revelado como una trampa mortal en la que la mayoría caímos sin mirar atrás. Ahora no tenemos excusa, vemos a diario cuál es la verdadera cara de todo esto. Nos escandalizamos al ver cómo pretenden que vivamos como trabajadores chinos, sin embargo durante años no nos ha importado vivir mejor a costa de ellos siempre pensando en lo bien que se vivía en nuestro pequeño paraíso de objetos inútiles pero baratos, que en nada enriquecían nuestro espíritu pero que nos llenaban el alma de un gozo estéril. Qué poco nos importaban esos millones de pequeños seres humanos que trabajaban innumerables horas cada día para que nosotros disfrutáramos del último modelo de zapatillas, o de los miles que se jugaban la vida a cada instante para que pudiéramos lucir el móvil más futurista. Ahora nos sorprendemos cuando vemos que uno de cada tres niños en nuestro país se acuesta sin cenar porque en su casa ya no pueden ofrecerle la comida suficiente. Nos parece mentira que un cuarto de la población española viva por debajo del umbral de la pobreza. Sin embargo, esa es la realidad. Parece que empezamos a tomar conciencia de lo que este sistema representa para los seres humanos: esclavitud, dolor y muerte. En el mejor de los casos, viviendo bajo ese “capitalismo amable” una vida carente de esperanzas y proyectos dedicada a vendernos a cambio de nuestro trabajo hasta el final de nuestros días.

Eso que llaman Estado democrático, de derecho y social, por fin, se nos ha revelado como el auténtico Estado dictatorial que es. Una tras otra las cartas se han ido levantando hasta dejar a la vista la cruda realidad que durante años hemos preferido ignorar: somos simple mercancía que consume y es consumida. Para ellos, no tenemos más valor que el que nos atribuyen como fuerza bruta (cuando es necesaria) y como consumidores del producto de la fuerza bruta de los demás. Cuando dejamos de tener ese valor simplemente nos condenan a desaparecer. Estos Estados democráticos nos tuvieron durante décadas engañados con su estado del bienestar que no era otra cosa que su manera de mantener sana a la masa trabajadora y su forma de adoctrinarla en las bondades de la sociedad de consumo. Cuando el objetivo se ha cumplido, cuando todo vestigio de revolución social ha sido extirpado han dado por finalizada esta fase y han iniciado un nuevo camino, el camino sin retorno que tan bien conocen dos terceras partes de la población mundial ya que lo han padecido desde tiempos inmemoriales.

Lo dijimos hace tiempo e insistimos, no es posible volver atrás. La solución no pasa por proyectos políticos, con sus estructuras altamente antidemocráticas, situados dentro del actual juego sistémico (ni proyectos mayoritarios ni minoritarios) que jamás se atreverán a romper las normas ni a atacar las raíces de este sistema tan injusto.

En el Estado Español tenemos infinitos ejemplos de opciones políticas que con diferentes máscaras sirven a los intereses del capital. No hay uno sólo, desde la rancia derecha del PP o UPyD hasta la supuesta izquierda radical como IU o Bildu, que no acaten a pies juntillas los dictados de los grandes jerifaltes del capitalismo. La peor parte, como siempre en estos casos, se la lleva esa supuesta “izquierda de verdad” (la derecha no engaña, va a lo que va y quien no lo quiera ver tiene un problema) que a la mínima que alcanzan un poco de poder pone su mejor cara de resignación y dice que tiene las manos atadas y que las circunstancias obligan. En fin, si la hipocresía fuera comestible podríamos alimentarnos todo el planeta sin problemas con esta pandilla de embaucadores.

Pero vamos a ser un poco honestos. Esto pasa aquí y en todas partes y es bien cierto que nada pueden hacer. Por supuesto, omiten decir que sería imposible seguir chupando del bote y hacer política a favor del pueblo y la libertad. Obviamente, ante la disyuntiva nadie se saca la teta de la boca y siguen jugando el papel que tienen asignado.

Decíamos que esta situación no es exclusiva del Estado Español. El capitalismo controla el juego político a su antojo como vimos en Grecia e Italia cuando decidieron imponer directamente a sus Gobiernos. Incluso se permiten el lujo de, ante la supuesta amenaza que representaba Syriza (“la izquierda radical” según repetían machaconamente todos los medios de desinformación) que no era más que una amalgama de la izquierda socialdemócrata y varios colectivos antiglobalización, de poner en marcha su maquinaria de control social para asegurarse el resultado más conveniente.

Por tanto, no cabe más que pensar que la salida de esta situación no pasa por la política oficialista que como mucho pondrá todas las tiritas que pueda para aminorar la hemorragia sin decidirse jamás a atacar la causa de la enfermedad.

La salida pasa por nuevas formas de organización y participación, en la que todo el mundo pueda (y lo haga) implicarse de manera directa. También pasa por romper esas cadenas mentales que nos unen a un modelo de vida, el capitalista, que no se corresponde con la esencia humana ni con nuestro lugar dentro de ese todo llamado Tierra. Pasa por recuperar la fe en nuestra propia potencia creadora y en aunar esfuerzos con el resto.

En definitiva pasa por creer de verdad que ese otro mundo es posible y por desear que ese otro mundo sea una realidad. A partir de ahí, hay que obrar en consecuencia (a cada cual su historia personal, su conciencia político-social,… le hará seguir su camino en ese obrar en consecuencia) y, sobre todo, no desfallecer jamás.
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